Especificaciones y análisis del Toyota iQ
Potencia
98CV
Par
123Nm
Consumo
4.8l/100
Emisiones
113g/km
0-100 km/h
11.8s
Vel. Máx.
170km/h
Peso
1020kg
Precio
14,340€
Resumen técnico
Gasolina
Manual 6v
FWD
4 / 3 puertas
26 L
32 L
72 kW
Actual
Especificaciones técnicas
Motor
Capacidades
Análisis detallado del Toyota iQ2 1.33 VVT-i Dual · 98 CV (2009-2010)
Descripción general
El Toyota iQ de 2009, en su versión 1.33 VVT-i Dual, se presenta como una propuesta audaz y compacta en el segmento urbano. Con sus apenas 2,98 metros de longitud, este pequeño gigante desafía las convenciones, ofreciendo una solución de movilidad inteligente y eficiente para la jungla de asfalto. Su diseño innovador y su enfoque en la habitabilidad lo convierten en un vehículo único, diseñado para conquistar las calles de la ciudad con estilo y agilidad.
Experiencia de conducción
Al volante del Toyota iQ, la sensación es de una agilidad sorprendente. Su motor de gasolina de 98 CV, combinado con una caja de cambios manual de 6 velocidades, ofrece una respuesta vivaz que permite moverse con soltura en el tráfico urbano. La dirección precisa y su reducido diámetro de giro de 7,8 metros hacen que aparcar y maniobrar en espacios reducidos sea un juego de niños. A pesar de su tamaño, la suspensión tipo McPherson delantera y la rueda tirada con elemento torsional trasera proporcionan un confort de marcha adecuado, absorbiendo las irregularidades del terreno con eficacia. La aceleración de 0 a 100 km/h en 11,8 segundos y una velocidad máxima de 170 km/h demuestran que, aunque es un coche urbano, no renuncia a un rendimiento digno para escapadas ocasionales.
Diseño y estética
El diseño del Toyota iQ es, sin duda, su carta de presentación más llamativa. Sus proporciones ultracompactas, con una longitud de 2985 mm y una anchura de 1680 mm, lo hacen inconfundible. La carrocería de 3 puertas y su altura de 1500 mm le otorgan una silueta robusta y moderna. A pesar de su tamaño exterior, el interior está ingeniosamente diseñado para maximizar el espacio, ofreciendo 4 plazas. Los detalles como las llantas de 16 pulgadas con neumáticos 175/60 R16 contribuyen a una estética equilibrada y contemporánea, que sigue siendo atractiva incluso años después de su lanzamiento.
Tecnología y características
En el apartado tecnológico, el Toyota iQ 1.33 VVT-i Dual de 2009 incorpora soluciones prácticas para su época. Su motor de gasolina de 1329 cc, con 4 cilindros y 4 válvulas por cilindro, utiliza inyección indirecta y cuenta con un sistema Stop&Start, una característica avanzada para reducir el consumo y las emisiones en entornos urbanos. La compresión de 11.5 y el uso de aluminio en el bloque y la culata demuestran un enfoque en la eficiencia y la ligereza. Aunque no es un coche cargado de pantallas o asistentes de conducción modernos, su tecnología se centra en la optimización del rendimiento y la economía de combustible, con un consumo combinado de 4.8 l/100km y emisiones de CO2 de 113 g/km, lo que le otorga la etiqueta DGT C.
Competencia
El Toyota iQ se enfrentaba a rivales directos como el Smart Fortwo, aunque el iQ ofrecía la ventaja de sus 4 plazas, lo que lo hacía más versátil. Otros competidores en el segmento de los urbanos pequeños podrían ser el Fiat 500 o el Renault Twingo, aunque ninguno de ellos igualaba la radicalidad de sus dimensiones ni su enfoque en la maximización del espacio interior en un tamaño tan reducido. Su propuesta era única, buscando un nicho de mercado para aquellos que valoraban la compacidad extrema sin renunciar a cierta habitabilidad.
Conclusión
El Toyota iQ 1.33 VVT-i Dual de 2009 es un coche que, a pesar de su tamaño, deja una gran impresión. Es una declaración de intenciones de Toyota sobre cómo abordar la movilidad urbana: con inteligencia, eficiencia y un diseño que no pasa desapercibido. Su agilidad, su bajo consumo y su sorprendente habitabilidad para sus dimensiones lo convierten en una opción muy interesante para aquellos que buscan un vehículo práctico y con personalidad para el día a día en la ciudad. Es un coche que, sin duda, te hará sonreír cada vez que encuentres un hueco de aparcamiento donde otros solo ven un muro.