Especificaciones y análisis del Skoda Superb
Potencia
155CV
Par
310Nm
Consumo
7l/100
Emisiones
-g/km
0-100 km/h
9.5s
Vel. Máx.
219km/h
Peso
1640kg
Precio
33,300€
Resumen técnico
Gasóleo
Manual 6v
FWD
5 / 4 puertas
462 L
62 L
114 kW
Actual
Especificaciones técnicas
Motor
Capacidades
Análisis detallado del Skoda Superb Elegance 2.5 TDI V6 · 155 CV (2002-2003)
Descripción general
El Skoda Superb de 2002, en su versión Elegance 2.5 TDI V6, se presentaba como una berlina de gran tamaño que buscaba ofrecer lujo y confort a un precio más accesible que sus hermanos de grupo. Con una longitud de 4803 mm y una distancia entre ejes de 2803 mm, prometía un espacio interior generoso, especialmente para los ocupantes traseros. Su motor diésel V6 de 155 CV, combinado con una caja de cambios manual de 6 velocidades, sugería un equilibrio entre rendimiento y eficiencia para la época.
Experiencia de conducción
Al volante del Superb 2.5 TDI V6, la sensación predominante era de solidez y aplomo. El motor diésel, con sus 155 CV y un par motor de 310 Nm disponible desde las 1400 rpm, ofrecía una respuesta contundente y progresiva, ideal para viajes largos. La aceleración de 0 a 100 km/h en 9.5 segundos y una velocidad máxima de 219 km/h, aunque no lo convertían en un deportivo, sí le otorgaban la capacidad de moverse con agilidad en carretera. La suspensión, con paralelogramo deformable delante y rueda tirada con elemento torsional detrás, junto con barras estabilizadoras en ambos ejes, filtraba bien las irregularidades del terreno, proporcionando un confort de marcha notable. La dirección de cremallera contribuía a una sensación de control, aunque sin la deportividad de otros modelos. El consumo combinado de 7 l/100km era razonable para un coche de su tamaño y potencia.
Diseño y estética
El diseño del Skoda Superb de 2002 era clásico y elegante, con líneas sobrias que transmitían una imagen de seriedad y distinción. Aunque compartía plataforma con el Volkswagen Passat, Skoda supo imprimirle su propia personalidad, con una parrilla frontal distintiva y unos faros que le daban un aire sofisticado. El interior, con capacidad para cinco ocupantes, destacaba por su amplitud, especialmente en las plazas traseras, donde el espacio para las piernas era excepcional. Los materiales, aunque no al nivel de un Audi o un Mercedes, eran de buena calidad y los ajustes correctos, creando un ambiente acogedor y funcional. El maletero, con 462 litros, ofrecía una buena capacidad para el equipaje.
Tecnología y características
En el apartado tecnológico, el Skoda Superb de 2002 incorporaba elementos que, para su época, eran bastante avanzados. El motor 2.5 TDI V6 contaba con inyección directa, turbo de geometría variable e intercooler, lo que optimizaba su rendimiento y eficiencia. La caja de cambios manual de 6 velocidades permitía un mejor aprovechamiento de la potencia y contribuía a reducir el consumo. En cuanto a la seguridad, aunque no se especifican todos los detalles, es de esperar que contara con los sistemas de seguridad pasiva y activa habituales en berlinas de su segmento. La dirección asistida y los frenos de disco ventilados delanteros y de disco traseros aseguraban un buen control y capacidad de frenado.
Competencia
El Skoda Superb de 2002 se posicionaba como una alternativa interesante a berlinas de segmento D y E, compitiendo con modelos como el Volkswagen Passat, el Opel Vectra, el Ford Mondeo o incluso el Audi A4, aunque con un enfoque más centrado en el espacio y el confort a un precio más competitivo. Su motor V6 diésel lo diferenciaba de muchas de sus alternativas, ofreciendo una experiencia de conducción más refinada y potente que los motores de cuatro cilindros más comunes en su segmento.
Conclusión
El Skoda Superb Elegance 2.5 TDI V6 de 2002 fue una berlina que supo combinar de manera efectiva el espacio, el confort y un motor diésel potente y eficiente. Su diseño clásico y su interior espacioso lo convertían en una opción ideal para aquellos que buscaban un coche familiar o de representación sin incurrir en los costes de marcas premium. Aunque no destacaba por su deportividad, su aplomo en carretera y su suavidad de marcha lo hacían un compañero de viaje muy agradable. Un coche que, sin grandes alardes, cumplía con creces las expectativas de su público objetivo.




