Especificaciones y análisis del Rolls-Royce Phantom
Potencia
460CV
Par
720Nm
Consumo
15.7l/100
Emisiones
377g/km
0-100 km/h
5.9s
Vel. Máx.
240km/h
Peso
2625kg
Precio
452,003€
Resumen técnico
Gasolina
Automático 6v
RWD
5 / 4 puertas
460 L
100 L
338 kW
Actual
Especificaciones técnicas
Motor
Capacidades
Análisis detallado del Rolls-Royce Phantom · 460 CV (2008-2010)
Descripción general
El Rolls-Royce Phantom de 2003 es una declaración de lujo y opulencia sobre ruedas, un vehículo que trasciende la mera automoción para convertirse en una experiencia. Con su imponente presencia y un precio que superaba los 450.000 euros, este Phantom no era solo un coche, sino un símbolo de estatus y una obra de ingeniería artesanal. Representa la cúspide de la elegancia británica, diseñado para aquellos que buscan lo extraordinario en cada viaje.
Experiencia de conducción
Conducir o, mejor dicho, ser conducido en un Rolls-Royce Phantom es una experiencia de serenidad y majestuosidad. El motor V12 de 6.7 litros y 460 CV, aunque potente, entrega su fuerza con una suavidad inigualable, haciendo que la aceleración de 0 a 100 km/h en 5.9 segundos se sienta como un deslizamiento silencioso. La suspensión, con paralelogramo deformable en ambos ejes, filtra las imperfecciones de la carretera con una maestría asombrosa, creando un habitáculo donde el mundo exterior parece desvanecerse. Cada detalle está pensado para el confort absoluto, desde los asientos mullidos hasta el aislamiento acústico, que convierte el interior en un santuario de paz. Es un coche que no se conduce, se pilota, y se disfruta desde la comodidad de sus amplios asientos, sintiendo el peso de su historia y su artesanía en cada kilómetro.
Diseño y estética
El diseño del Rolls-Royce Phantom de 2003 es una oda a la tradición y la grandiosidad. Sus 5.834 mm de longitud y 1.990 mm de anchura le otorgan una presencia imponente y majestuosa. La icónica parrilla delantera, flanqueada por faros rectangulares, y la figura del 'Espíritu del Éxtasis' presidiendo el capó, son inconfundibles. Las puertas traseras de apertura inversa, conocidas como 'coach doors', no solo facilitan el acceso, sino que añaden un toque de distinción y teatralidad. El interior es un despliegue de materiales nobles: maderas pulidas, cueros de la más alta calidad y detalles metálicos que evocan la artesanía de antaño. Cada línea, cada curva, cada elemento está diseñado para transmitir una sensación de lujo atemporal y sofisticación, sin caer en estridencias, sino en una elegancia sobria y poderosa.
Tecnología y características
A pesar de su apariencia clásica, el Phantom de 2003 incorporaba tecnología avanzada para su época, siempre al servicio del confort y la seguridad. Su motor V12 de inyección directa, con 460 CV, se acoplaba a una transmisión automática de 6 velocidades que garantizaba transiciones imperceptibles. La dirección de cremallera con asistencia sensible a la velocidad ofrecía una maniobrabilidad sorprendente para su tamaño. Los frenos de disco ventilados de gran diámetro, tanto delanteros como traseros, aseguraban una detención eficaz. Aunque no destacaba por una profusión de pantallas o sistemas de infoentretenimiento modernos, su tecnología se centraba en la ingeniería mecánica y en la creación de una experiencia de conducción y viaje inigualable, con un enfoque en la durabilidad y la fiabilidad de sus componentes.
Competencia
En el exclusivo segmento de los ultra-lujo, el Rolls-Royce Phantom de 2003 se enfrentaba a muy pocos rivales directos. Su principal competidor era el Bentley Arnage, que ofrecía una propuesta similar de lujo y potencia, aunque con un enfoque ligeramente más deportivo. Otros vehículos de alta gama, como el Mercedes-Benz Clase S Maybach o el BMW Serie 7 de la época, podían acercarse en tecnología y confort, pero ninguno lograba replicar la exclusividad, la herencia y el aura de prestigio que rodeaba al Phantom. Era un coche que jugaba en su propia liga, un referente inalcanzable para la mayoría.
Conclusión
El Rolls-Royce Phantom de 2003 es mucho más que un automóvil; es una obra de arte rodante, una inversión en lujo y una experiencia sensorial única. Su combinación de diseño atemporal, confort supremo y una ingeniería robusta lo convierte en un icono automovilístico. Es un vehículo para aquellos que no solo buscan llegar a su destino, sino hacerlo con una distinción y una elegancia que pocos coches pueden ofrecer. Un verdadero testamento de la artesanía y la excelencia británica, que sigue cautivando a quienes tienen el privilegio de contemplarlo o, mejor aún, de viajar en él.




