Especificaciones y análisis del Renault Laguna
Potencia
113CV
Par
250Nm
Consumo
7.1l/100
Emisiones
-g/km
0-100 km/h
11.8s
Vel. Máx.
195km/h
Peso
1425kg
Precio
18,691€
Resumen técnico
Gasóleo
Manual 5v
FWD
5 / 5 puertas
452 L
66 L
83 kW
Actual
Especificaciones técnicas
Motor
Capacidades
Análisis detallado del Renault Laguna 2.2 dT RT · 113 CV (2000)
Descripción general
El Renault Laguna 2.2 dT RT de 1998, un vehículo que marcó una época, se presenta como una berlina de cinco puertas que combinaba la funcionalidad familiar con un toque de distinción. Con su motor diésel de 113 CV, prometía viajes cómodos y eficientes, ideal para quienes buscaban un compañero fiable en la carretera. Su diseño, aunque anclado en los cánones de finales de los 90, aún evoca una sensación de robustez y practicidad, características muy valoradas en su segmento.
Experiencia de conducción
Al volante del Laguna 2.2 dT RT, la sensación predominante es de solidez y confort. El motor diésel, con sus 113 CV y un par motor de 250 Nm a 2000 rpm, ofrece una respuesta adecuada para la mayoría de las situaciones, permitiendo una conducción relajada en autopista y suficiente agilidad en entornos urbanos. La suspensión, tipo McPherson delante y de rueda tirada con elemento torsional detrás, filtra bien las irregularidades del terreno, contribuyendo a un viaje placentero. Aunque no es un coche de sensaciones deportivas, su estabilidad y la suavidad de su dirección, junto con una velocidad máxima de 195 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h en 11.8 segundos, lo hacían un compañero de viaje competente y seguro para la época.
Diseño y estética
El diseño del Renault Laguna de 1998 es un reflejo de la estética automovilística de finales de los noventa. Sus líneas son suaves y redondeadas, buscando una aerodinámica eficiente y una presencia elegante pero discreta. La carrocería de cinco puertas enfatiza su vocación familiar y práctica, con un maletero de 452 litros que ofrecía una buena capacidad de carga. Los faros delanteros, de tamaño generoso, y la parrilla frontal, con el rombo de Renault bien visible, le otorgan una identidad clara. En el interior, la funcionalidad primaba, con un salpicadero bien organizado y materiales que, sin ser lujosos, transmitían durabilidad y un buen ajuste, creando un ambiente acogedor y sin pretensiones.
Tecnología y características
En el apartado tecnológico, el Laguna 2.2 dT RT de 1998 incorporaba soluciones avanzadas para su tiempo. Su motor diésel de 2.2 litros con inyección indirecta, turbo e intercooler, era un ejemplo de eficiencia y rendimiento. La transmisión manual de cinco velocidades, bien escalonada, permitía aprovechar al máximo la potencia del motor. En cuanto a seguridad, contaba con frenos de disco ventilados delanteros y discos traseros, y la dirección asistida facilitaba las maniobras. Aunque carecía de las sofisticadas ayudas a la conducción actuales, su equipamiento era competitivo para la época, ofreciendo un equilibrio entre prestaciones y fiabilidad mecánica.
Competencia
En su segmento, el Renault Laguna 2.2 dT RT competía con modelos de gran calado como el Volkswagen Passat, el Ford Mondeo o el Peugeot 406. Frente a ellos, el Laguna ofrecía una propuesta equilibrada, destacando por su confort de marcha, su motor diésel eficiente y un diseño que, aunque sobrio, resultaba atractivo para un público que valoraba la practicidad y la fiabilidad. Su precio de 18.691 euros lo posicionaba como una opción interesante dentro de las berlinas medias, ofreciendo una buena relación calidad-precio en un mercado muy disputado.
Conclusión
El Renault Laguna 2.2 dT RT de 1998 fue un coche que supo ganarse un lugar en el corazón de muchas familias. Su combinación de un motor diésel robusto y eficiente, un diseño funcional y un confort de marcha notable lo convertían en un compañero ideal para el día a día y los viajes largos. Aunque los años han pasado, su esencia de berlina práctica y fiable perdura, recordándonos una época donde la sencillez y la durabilidad eran valores fundamentales en la automoción. Un coche que, sin grandes alardes, cumplía con creces su cometido y dejaba una grata sensación de seguridad y bienestar.




