Especificaciones y análisis del Mitsubishi L200
Potencia
99CV
Par
240Nm
Consumo
-l/100
Emisiones
-g/km
0-100 km/h
-s
Vel. Máx.
142km/h
Peso
1750kg
Precio
22,063€
Resumen técnico
Gasóleo
Manual 5v
AWD
5 / - puertas
- L
75 L
73 kW
Actual
Especificaciones técnicas
Motor
Capacidades
Análisis detallado del Mitsubishi L200 DC 4x4 GLS Jara · 99 CV (2000-2001)
Descripción general
El Mitsubishi L200 Doble Cabina de 1996, en su versión 2.5 Diésel con 99 CV, es un vehículo que evoca la robustez y la aventura de una época donde la funcionalidad primaba. Con un precio de 22.063 euros en su momento, este pick-up se presentaba como una herramienta de trabajo fiable y un compañero para el ocio, capaz de afrontar los desafíos más exigentes. Su motor de gasóleo, con 2477 cc y 99 caballos de potencia a 4000 rpm, junto a un par motor de 240 Nm a 2000 rpm, prometía un rendimiento sólido para cualquier tarea. La tracción AWD y una caja de cambios manual de 5 velocidades aseguraban un control óptimo en diversas superficies, mientras que su velocidad máxima de 142 km/h, aunque modesta, era suficiente para su propósito. Con unas dimensiones generosas de 4935 mm de largo, 1775 mm de ancho y 1800 mm de alto, y una distancia entre ejes de 2960 mm, ofrecía un espacio interior para cinco ocupantes y una capacidad de carga considerable. Su chasis, con suspensión delantera de paralelogramo deformable y trasera de eje rígido, junto a frenos de disco ventilado delanteros y tambor traseros, reflejaba una construcción pensada para la durabilidad y la resistencia.
Experiencia de conducción
Conducir el Mitsubishi L200 de 1996 es una experiencia que te conecta con la esencia de la conducción más pura. La dirección, aunque carente de la asistencia moderna, transmite cada detalle del terreno, ofreciendo una sensación de control directo y robustez. El motor diésel, con su característico sonido, empuja con determinación desde bajas revoluciones, haciendo que cada aceleración sea un recordatorio de su fuerza bruta. La suspensión, diseñada para soportar cargas pesadas y terrenos difíciles, puede resultar firme en asfalto, pero es precisamente esa firmeza la que inspira confianza cuando se abandona la carretera. En caminos sinuosos, su tamaño y peso se hacen notar, pero la tracción integral proporciona una seguridad inquebrantable. Es un vehículo que te invita a la aventura, a explorar, a sentir la carretera y el campo bajo tus ruedas, sin filtros ni artificios. La sensación general es de un vehículo honesto, sin pretensiones, que cumple su cometido con una fiabilidad admirable y una capacidad de trabajo incuestionable.
Diseño y estética
El diseño del Mitsubishi L200 Doble Cabina de 1996 es un reflejo de su propósito: robustez y funcionalidad. Sus líneas son musculosas y sin adornos innecesarios, transmitiendo una imagen de durabilidad y resistencia. La doble cabina, con espacio para cinco ocupantes, se integra armoniosamente con la caja de carga, creando una silueta equilibrada y poderosa. Los pasos de rueda anchos y los neumáticos de perfil alto, con medidas 31/10.5 R15, no solo realzan su aspecto todoterreno, sino que también son fundamentales para su desempeño fuera del asfalto. La parrilla frontal, imponente y funcional, junto a los faros de diseño sencillo pero efectivo, le otorgan una personalidad inconfundible. En el interior, la simplicidad es la clave, con materiales duraderos y un diseño ergonómico pensado para la facilidad de uso y la resistencia al paso del tiempo y al trato duro. Cada elemento está diseñado para ser práctico y soportar las exigencias del trabajo y la aventura, sin sacrificar la comodidad esencial para sus ocupantes.
Tecnología y características
La tecnología del Mitsubishi L200 de 1996, aunque no comparable con los estándares actuales, era avanzada para su época y estaba enfocada en la durabilidad y la capacidad todoterreno. Su motor diésel de 2.5 litros incorporaba inyección indirecta, turbo e intercooler, una combinación que optimizaba la entrega de potencia y el rendimiento. La tracción integral (AWD) era un pilar fundamental de su tecnología, permitiendo al conductor seleccionar entre diferentes modos de tracción para adaptarse a las condiciones del terreno, desde la carretera hasta los caminos más exigentes. La transmisión manual de 5 velocidades, robusta y precisa, ofrecía un control total sobre la potencia del motor. En cuanto a la construcción, el bloque de hierro y la culata de aluminio del motor, junto a una suspensión delantera de paralelogramo deformable y trasera de eje rígido, eran soluciones técnicas probadas que garantizaban la resistencia y la fiabilidad del conjunto. Aunque carecía de las ayudas electrónicas modernas, su tecnología mecánica estaba diseñada para ofrecer un rendimiento excepcional en las condiciones más adversas, priorizando la fiabilidad y la capacidad de trabajo sobre la sofisticación.
Competencia
En su época, el Mitsubishi L200 Doble Cabina de 1996 se enfrentaba a una competencia sólida en el segmento de los pick-up, vehículos que combinaban la capacidad de carga con la versatilidad de un todoterreno. Sus principales rivales incluían modelos como el Toyota Hilux, conocido por su legendaria fiabilidad y robustez; el Nissan Navara (o D22 en algunos mercados), que ofrecía una combinación similar de trabajo y ocio; y el Ford Ranger, que también competía en el segmento con sus propias virtudes. Otros contendientes podrían haber sido el Isuzu D-Max (o sus predecesores), que también destacaba por su durabilidad. Cada uno de estos vehículos ofrecía características similares en términos de motorización diésel, tracción 4x4 y capacidad de carga, pero el L200 se distinguía por su equilibrio entre rendimiento, diseño y una reputación de fiabilidad que lo hacía muy atractivo para aquellos que buscaban un compañero de trabajo y aventura.
Conclusión
El Mitsubishi L200 Doble Cabina de 1996 es mucho más que un simple vehículo; es un testimonio de una era donde la ingeniería se centraba en la durabilidad, la funcionalidad y la capacidad de superar cualquier obstáculo. Con su motor diésel de 99 CV, tracción integral y una construcción robusta, este pick-up se erige como un compañero incansable para el trabajo y una puerta abierta a la aventura. Su diseño atemporal y su interior práctico reflejan una filosofía de diseño donde la forma sigue a la función, sin concesiones. Aunque los años han pasado y la tecnología ha avanzado, el L200 de esta generación sigue siendo un referente de fiabilidad y resistencia, un vehículo que, con el mantenimiento adecuado, puede seguir ofreciendo un servicio excepcional. Es una elección ideal para aquellos que valoran la autenticidad, la capacidad todoterreno y la promesa de un vehículo que no te dejará tirado, sin importar el desafío. Es un clásico moderno que sigue inspirando respeto y admiración.




