MG ZR TD (2.0) 3p · 101 CV (2002-2003)

2002
Gasóleo
FWD
Manual 5v
MG ZR - Vista 1
MG ZR - Vista 2
MG ZR - Vista 3
MG ZR - Vista 4

Especificaciones y análisis del MG ZR

Potencia

101CV

Par

240Nm

Consumo

5.2l/100

Emisiones

-g/km

0-100 km/h

10.4s

Vel. Máx.

183km/h

Peso

1305kg

Precio

15,500

Resumen técnico

Combustible

Gasóleo

Transmisión

Manual 5v

Tracción

FWD

Plazas

5 / 3 puertas

Maletero

304 L

Depósito

50 L

Potencia

74 kW

Estado

Actual

Especificaciones técnicas

Motor

Potencia máxima101 CV / 74 kW
Par máximo240 Nm
Tipo de combustibleGasóleo
TransmisiónManual 5v

Capacidades

Depósito50 L
Maletero304 L

Análisis detallado del MG ZR TD (2.0) 3p · 101 CV (2002-2003)

Descripción general

El MG ZR TD de 2002 es un compacto que buscaba inyectar una dosis de deportividad y carácter británico en el segmento de los utilitarios. Con su motor diésel de 101 CV, prometía una combinación interesante de eficiencia y prestaciones, dirigido a aquellos que buscaban algo más que un simple medio de transporte. Su estética agresiva y su enfoque en la dinámica de conducción lo diferenciaban de sus competidores más sobrios, ofreciendo una alternativa con personalidad propia en el mercado.

Experiencia de conducción

Al volante del MG ZR TD, la sensación es de agilidad y respuesta. El motor diésel, con sus 101 CV y un par motor de 240 Nm disponible a bajas revoluciones, ofrece una aceleración contundente para su categoría, permitiendo adelantamientos seguros y una conducción dinámica. La suspensión, más firme que en otros modelos de la época, transmite con fidelidad las irregularidades del asfalto, lo que puede resultar emocionante para algunos y algo incómodo para otros. La dirección es directa y precisa, invitando a disfrutar de las curvas. Es un coche que se siente vivo y que recompensa a quien busca una experiencia de conducción más implicada, aunque el ruido del motor diésel puede ser perceptible en el habitáculo.

Diseño y estética

El diseño del MG ZR TD es inconfundiblemente deportivo y juvenil. Basado en el Rover 25, el ZR se distingue por una estética mucho más agresiva, con paragolpes prominentes, faldones laterales, un alerón trasero y llantas de aleación de 16 pulgadas que le otorgan una presencia robusta y atlética. Los faros delanteros afilados y la parrilla distintiva refuerzan su carácter. En el interior, aunque los materiales son sencillos, se encuentran detalles deportivos como los asientos con mayor sujeción lateral y la instrumentación específica, que buscan crear un ambiente más emocionante y acorde con su espíritu.

Tecnología y características

En el apartado tecnológico, el MG ZR TD de 2002 se mantiene en línea con lo esperado para su época. Cuenta con un motor diésel de inyección directa con turbo e intercooler, que optimiza la entrega de potencia y la eficiencia. La transmisión manual de cinco velocidades es robusta y precisa. En cuanto a seguridad, incorpora frenos de disco ventilados en el eje delantero y discos en el trasero, junto con una suspensión bien ajustada para un comportamiento dinámico. Sin embargo, no esperemos las ayudas a la conducción o los sistemas de infoentretenimiento avanzados que encontramos en vehículos más modernos, ya que su enfoque principal estaba en la mecánica y la experiencia de conducción pura.

Competencia

En su momento, el MG ZR TD compitió con modelos como el Ford Focus TDCi, el Opel Astra DTI o el Peugeot 307 HDi. Frente a ellos, el ZR ofrecía una propuesta más radical en términos de diseño y sensaciones deportivas, aunque quizás sacrificaba algo de confort y refinamiento interior. Sus rivales solían ser más equilibrados en su conjunto, pero el MG ZR se desmarcaba por su carácter pasional y su estética distintiva, atrayendo a un público que valoraba la deportividad por encima de todo.

Conclusión

El MG ZR TD de 2002 es un coche con un encanto particular, ideal para aquellos que buscan un compacto diésel con un toque deportivo y una personalidad marcada. Su diseño agresivo, su comportamiento dinámico y su motor enérgico lo convierten en una opción interesante para quien valora la experiencia de conducción. Aunque no es el más refinado ni el más tecnológico de su segmento, su espíritu juvenil y su capacidad para arrancar sonrisas al volante lo hacen memorable. Es un coche que, a pesar de los años, sigue transmitiendo esa chispa británica de deportividad accesible.