Honda CR-Z 1.5 i-VTEC IMA Sport · 124 CV (2010-2012)

2010
Híbrido
FWD
Manual 6v
Honda CR-Z - Vista 1
Honda CR-Z - Vista 2
Honda CR-Z - Vista 3
Honda CR-Z - Vista 4

Especificaciones y análisis del Honda CR-Z

Potencia

124CV

Par

78Nm

Consumo

5l/100

Emisiones

117g/km

0-100 km/h

9.9s

Vel. Máx.

200km/h

Peso

1222kg

Precio

16,954

Resumen técnico

Combustible

Híbrido

Transmisión

Manual 6v

Tracción

FWD

Plazas

4 / 3 puertas

Maletero

225 L

Depósito

40 L

Potencia

10 kW

Estado

Actual

Especificaciones técnicas

Motor

Potencia máxima124 CV / 10 kW
Par máximo78 Nm
Tipo de combustibleHíbrido
TransmisiónManual 6v

Capacidades

Depósito40 L
Maletero225 L

Análisis detallado del Honda CR-Z 1.5 i-VTEC IMA Sport · 124 CV (2010-2012)

Descripción general

El Honda CR-Z de 2010 no fue un coche más; fue una declaración de intenciones, un susurro del pasado y una mirada audaz al futuro. Honda se atrevió a resucitar el espíritu del icónico CR-X de los 80, fusionando la diversión de un coupé deportivo con la incipiente tecnología híbrida. En un mundo que empezaba a obsesionarse con la practicidad, el CR-Z era pura emoción, un coche diseñado para el corazón de quien valora el placer de conducir por encima de todo.

Experiencia de conducción

Ponerse al volante del CR-Z es una experiencia que despierta los sentidos. La postura de conducción baja te conecta con el asfalto, y la palanca de cambios manual de seis velocidades, una rareza exquisita en un híbrido, ofrece un control mecánico y puro que se creía perdido. No es un coche de una potencia abrumadora, pero el sistema IMA entrega un empuje eléctrico instantáneo que lo hace sentir ágil y vivo. Cada curva se convierte en una invitación a jugar gracias a una dirección rápida y un chasis firme que transmite confianza. Es la alegría de sentir cómo el motor i-VTEC sube de vueltas mientras el sistema eléctrico te asiste, creando una sinfonía única de eficiencia y deportividad.

Diseño y estética

Su diseño es una obra de arte futurista que sigue girando cabezas. La silueta afilada y en forma de cuña, su frontal agresivo y, sobre todo, su icónica luneta trasera partida, son un homenaje directo y magistral al CR-X. No es solo un coche, es una escultura en movimiento. Por dentro, la magia continúa con un salpicadero que envuelve al conductor como la cabina de un caza. El cuadro de instrumentos digital con efecto 3D, que cambia de color según el modo de conducción, te hace sentir a los mandos de una nave espacial. Cada detalle fue pensado para emocionar, para hacer de cada viaje un evento especial.

Tecnología y características

La clave tecnológica del CR-Z es su sistema híbrido IMA (Integrated Motor Assist). A diferencia de otros híbridos de su tiempo, aquí el motor eléctrico no busca mover el coche por sí solo, sino actuar como un compañero de baile para el motor de gasolina 1.5 i-VTEC. Su función es potenciar la respuesta, rellenar la curva de par y mejorar la eficiencia sin sacrificar el carácter. Los tres modos de conducción (Econ, Normal y Sport) transforman radicalmente el comportamiento del coche, permitiéndote elegir entre un paseo sereno y económico o un ataque enérgico a tu carretera de montaña favorita. Es tecnología al servicio de la emoción.

Competencia

El Honda CR-Z fue un coche tan único que resulta difícil encontrarle rivales directos. No competía en potencia bruta con los coupés deportivos como el Volkswagen Scirocco o el Peugeot RCZ, ni en espacio o eficiencia pura con híbridos como el Toyota Prius. Su verdadero campo de batalla era el del carácter y la personalidad. Se medía contra coches que, como él, ofrecían una experiencia de conducción diferente y con alma, como podría ser un Mini Cooper. El CR-Z creó su propio nicho, un espacio para aquellos que buscaban un deportivo ligero, divertido, con un diseño espectacular y una conciencia ecológica.

Conclusión

El Honda CR-Z es un clásico moderno, un coche incomprendido en su tiempo pero destinado a ser venerado. Es la prueba fehaciente de que la eficiencia no tiene por qué estar reñida con la pasión. No es el más rápido, ni el más práctico, pero ofrece algo que el dinero raramente puede comprar: una personalidad arrolladora y una experiencia de conducción auténtica y memorable. Es un coche para puristas, para soñadores, un valiente ejercicio de ingeniería y diseño que siempre ocupará un lugar especial en la historia del automóvil.