Especificaciones y análisis del Citroën XM
Potencia
131CV
Par
294Nm
Consumo
7.7l/100
Emisiones
-g/km
0-100 km/h
11.2s
Vel. Máx.
201km/h
Peso
1580kg
Precio
36,217€
Resumen técnico
Gasóleo
Manual 5v
FWD
5 / 5 puertas
540 L
80 L
96 kW
Actual
Especificaciones técnicas
Motor
Capacidades
Análisis detallado del Citroën XM 2.5 TD SX · 131 CV (2000)
Descripción general
El Citroën XM no es simplemente una berlina; es la encarnación del espíritu vanguardista de Citroën a finales del siglo XX. Nacido para suceder al icónico CX, este buque insignia representó un salto cuántico en diseño y tecnología, una declaración audaz en un mercado dominado por la sobriedad alemana. Conducir un XM era, y sigue siendo, una experiencia que trasciende el mero transporte.
Experiencia de conducción
Ponerse al volante del XM es como deslizarse sobre una alfombra mágica. La legendaria suspensión hidroneumática aísla a los ocupantes de las imperfecciones del asfalto, creando una sensación de flotabilidad inigualable. El motor turbodiésel de 2.5 litros y 131 caballos empuja con una solvencia sorprendente, ofreciendo un par generoso desde bajas vueltas que lo convierte en un devorador de kilómetros incansable. Es un coche que invita a viajar lejos, muy lejos, envuelto en un confort soberano.
Diseño y estética
La carrocería, firmada por Bertone, es una obra de arte futurista. Sus líneas afiladas y angulosas, combinadas con una vasta superficie acristalada, crean una silueta inconfundible y espectacular que todavía hoy gira cabezas. No es un coche que busque la discreción, sino la admiración. Cada ángulo, cada detalle, habla de una audacia y una originalidad que hoy en día se echan de menos.
Tecnología y características
El corazón tecnológico del XM es su suspensión Hydractive, un sistema inteligente que adaptaba la firmeza en tiempo real para combinar un confort sublime con una estabilidad asombrosa. Este alarde de ingeniería se complementaba con un motor diésel avanzado para su época, con tres válvulas por cilindro y un intercooler que garantizaba un rendimiento robusto. Era la máxima expresión de la filosofía de Citroën: la innovación al servicio del bienestar del conductor.
Competencia
En su época, el Citroën XM se enfrentó a los titanes alemanes como el Mercedes-Benz Clase E, el BMW Serie 5 y el Audi 100. Mientras sus competidores apostaban por la deportividad o el lujo tradicional, el XM ofrecía una alternativa radicalmente diferente, centrada en un confort de marcha superior y un diseño que rompía todos los moldes. También compitió con el Peugeot 605 y el Renault Safrane, aunque ninguno alcanzó su nivel de carisma.
Conclusión
El Citroën XM es mucho más que una berlina de lujo de los 90. Es un manifiesto sobre ruedas, un coche para entendidos que valoran la ingeniería audaz y el diseño con alma. Poseer uno hoy es custodiar un pedazo de historia del automóvil, una máquina que te recompensa con una personalidad que ningún otro coche puede ofrecer. Es, en definitiva, una experiencia inolvidable para quien se atreve a ser diferente.
