Especificaciones y análisis del Chrysler Grand Voyager
Potencia
116CV
Par
262Nm
Consumo
8.6l/100
Emisiones
-g/km
0-100 km/h
13.2s
Vel. Máx.
174km/h
Peso
1800kg
Precio
33,579€
Resumen técnico
Gasóleo
Manual 5v
FWD
7 / - puertas
670 L
75 L
85 kW
Actual
Especificaciones técnicas
Motor
Capacidades
Análisis detallado del Chrysler Grand Voyager LE 2.5 TD · 116 CV (2000-2001)
Descripción general
El Chrysler Grand Voyager no es solo un monovolumen, es el icono que definió una era y un estilo de vida. Hablar de este vehículo es evocar la promesa de viajes interminables en familia, donde el destino es tan importante como el propio trayecto. Su llegada al mercado fue una declaración de intenciones: el espacio, el confort y la versatilidad eran los nuevos lujos para quienes soñaban con la carretera abierta.
Experiencia de conducción
Ponerse al volante del Grand Voyager es como tomar el timón de un navío pensado para surcar el asfalto con calma y majestuosidad. Su motor diésel de 116 caballos no busca récords de velocidad, sino entregar su fuerza de manera constante y serena, permitiendo cruceros relajados y silenciosos. La suspensión absorbe las imperfecciones con una suavidad que te aísla del mundo exterior, creando una burbuja de tranquilidad para todos los ocupantes. No es un coche para atacar curvas, sino para disfrutar de cada kilómetro con una sensación de dominio y seguridad incomparables.
Diseño y estética
Su diseño es una oda a la funcionalidad y al espacio. Con más de cinco metros de largo, su silueta es imponente y reconocible al instante. No hay artificios ni líneas agresivas, solo una carrocería honesta y masiva cuyo único propósito es albergar un interior cavernoso y acogedor. Las puertas correderas son una genialidad que facilita la vida, convirtiendo el acceso en un gesto cómodo y natural. Es un diseño que no pasa de moda porque responde a una necesidad universal: viajar juntos y cómodos.
Tecnología y características
A principios de siglo, la tecnología del Grand Voyager se centraba en el bienestar a bordo. Más allá de su motor turbo diésel, fiable y voluntarioso, el habitáculo ofrecía un oasis de confort con elementos como un climatizador eficaz y un sistema de sonido que se convertía en la banda sonora de los viajes. La tecnología estaba al servicio de la experiencia, sin distracciones innecesarias, enfocada en hacer que siete personas se sintieran como en el salón de casa, pero sobre ruedas.
Competencia
En un mercado donde reinaban propuestas europeas como el Renault Espace o el trío formado por el SEAT Alhambra, VW Sharan y Ford Galaxy, el Grand Voyager jugaba en su propia liga. Mientras sus competidores ofrecían un tacto de conducción más similar a un turismo, el Chrysler apostaba sin complejos por el confort absoluto y un espacio interior inigualable. Era la alternativa americana, un trozo de sueño viajero que se distinguía por su carácter y su generosidad.
Conclusión
El Chrysler Grand Voyager LE 2.5 TD es mucho más que un vehículo; es una máquina de crear recuerdos. Su legado perdura en cada familia que descubrió gracias a él una nueva forma de viajar. Sus puntos fuertes son un espacio y una comodidad legendarios, mientras que su dinámica y consumos son los propios de un vehículo de su tamaño y época. Elegirlo no era una decisión racional, sino un acto emocional, la compra de una promesa de aventura y unión familiar que pocos coches han sabido cumplir con tanta honestidad.




