Especificaciones y análisis del Bentley Continental Flying Spur
Potencia
610CV
Par
750Nm
Consumo
17l/100
Emisiones
396g/km
0-100 km/h
4.8s
Vel. Máx.
322km/h
Peso
2525kg
Precio
228,728€
Resumen técnico
Gasolina
Automático 6v
AWD
5 / 4 puertas
475 L
90 L
449 kW
Actual
Especificaciones técnicas
Motor
Capacidades
Análisis detallado del Bentley Continental Flying Spur Speed · 610 CV (2010-2012)
Descripción general
El Bentley Continental Flying Spur Speed de 2010 no es simplemente un coche; es una declaración de intenciones, un santuario de lujo y potencia desbordante. Imagina una berlina que combina la artesanía más exquisita con el corazón de un superdeportivo, encapsulando el espíritu de Bentley en una máquina capaz de devorar kilómetros con una elegancia y una fuerza sobrecogedoras. Este vehículo representa la cúspide del gran turismo, un lugar donde el confort absoluto y las prestaciones extremas coexisten en perfecta armonía.
Experiencia de conducción
Ponerse al volante del Flying Spur Speed es una experiencia que redefine el concepto de poder. Al presionar el acelerador, los 610 caballos del motor W12 biturbo te empujan contra el asiento con una fuerza incesante pero increíblemente refinada. No hay brusquedad, solo una oleada de par motor de 750 Nm que parece no tener fin, catapultándote de 0 a 100 km/h en apenas 4.8 segundos. La tracción total permanente transmite una sensación de seguridad inquebrantable, permitiéndote trazar curvas con una precisión y aplomo que desafían sus más de 2.5 toneladas. Es una sensación de dominio absoluto, de viajar en una alfombra mágica que, si se lo pides, puede convertirse en un misil tierra-tierra sin perder un ápice de su compostura aristocrática.
Diseño y estética
El diseño del Continental Flying Spur Speed es una obra maestra de elegancia atemporal y presencia imponente. Sus líneas fluidas y musculosas recorren una carrocería de casi 5.3 metros, creando una silueta que inspira respeto y admiración. La icónica parrilla de Bentley, flanqueada por los faros redondos, le confiere una mirada inconfundible, mientras que las llantas de 20 pulgadas asientan firmemente su estampa sobre el asfalto. Por dentro, el habitáculo es un refugio de lujo artesanal, donde cada superficie está revestida con las pieles más suaves, las maderas más nobles y metales pulidos a mano. Es un espacio diseñado no solo para viajar, sino para ser disfrutado con todos los sentidos.
Tecnología y características
Bajo su piel clásica, el Flying Spur Speed esconde una ingeniería sofisticada para su época. El corazón de la bestia, un motor W12 de 6.0 litros con inyección indirecta y doble turbocompresor, es una proeza de la mecánica. Este propulsor se acopla a una transmisión automática de 6 velocidades y a un sistema de tracción total permanente que distribuye la potencia de forma inteligente para garantizar el máximo agarre. La suspensión neumática adaptativa, con su esquema de paralelogramo deformable, ajusta constantemente su firmeza para ofrecer un equilibrio sublime entre un confort de marcha imperial y un control dinámico sorprendente. La verdadera proeza tecnológica reside en su chasis y su tren motriz, diseñados para ofrecer un rendimiento excepcional.
Competencia
En el exclusivo olimpo de las berlinas de ultra lujo y altas prestaciones, el Flying Spur Speed se medía con titanes como el Rolls-Royce Ghost, que priorizaba el confort absoluto, y el Mercedes-Benz S 65 AMG, con su enfoque más tecnológico y brutal. También encontraba un rival en el Maserati Quattroporte, que ofrecía un alma más pasional y deportiva al estilo italiano. Sin embargo, el Bentley lograba forjar su propio nicho, ofreciendo una síntesis casi perfecta entre el lujo artesanal de Rolls-Royce y las prestaciones explosivas del AMG, todo ello envuelto en un aura de distinción británica que lo hacía único y profundamente deseable.
Conclusión
El Bentley Continental Flying Spur Speed es mucho más que la suma de sus partes. Es la materialización del gran turismo en su máxima expresión, una berlina que te permite cruzar continentes con la misma facilidad con la que intimida a superdeportivos en una recta. Representa un tipo de lujo que no necesita gritar para hacerse notar, un poder que se siente en cada fibra del ser. Conducirlo es un privilegio, una experiencia emocional que conecta al conductor con una tradición de excelencia y rendimiento sin igual. Es, en definitiva, un coche para quienes no aceptan concesiones y entienden el automóvil como una forma de arte.
