Audi A8 L 6.0 quattro tiptronic 5 vel. · 420 CV (2001-2002)

1999
Gasolina
AWD
Automático 5v
Audi A8 - Vista 1
Audi A8 - Vista 2
Audi A8 - Vista 3
Audi A8 - Vista 4

Especificaciones y análisis del Audi A8

Potencia

420CV

Par

550Nm

Consumo

14.6l/100

Emisiones

-g/km

0-100 km/h

5.8s

Vel. Máx.

250km/h

Peso

2055kg

Precio

121,950

Resumen técnico

Combustible

Gasolina

Transmisión

Automático 5v

Tracción

AWD

Plazas

5 / 4 puertas

Maletero

525 L

Depósito

92 L

Potencia

309 kW

Estado

Actual

Especificaciones técnicas

Motor

Potencia máxima420 CV / 309 kW
Par máximo550 Nm
Tipo de combustibleGasolina
TransmisiónAutomático 5v

Capacidades

Depósito92 L
Maletero525 L

Análisis detallado del Audi A8 L 6.0 quattro tiptronic 5 vel. · 420 CV (2001-2002)

Descripción general

El Audi A8 L 6.0 quattro de 2001 no es simplemente un coche; es la culminación de la ingeniería alemana de principios de siglo, una berlina de representación que redefine el lujo y la potencia. Con su majestuoso motor de doce cilindros en W y su carrocería alargada, este vehículo fue concebido para quienes no aceptan concesiones, ofreciendo un viaje en primera clase sobre el asfalto, donde cada kilómetro es una declaración de intenciones.

Experiencia de conducción

Ponerse al volante del A8 L 6.0 es una experiencia que sobrecoge los sentidos. El despertar del motor W12 es un murmullo grave y contenido que promete un poder inmenso. Al pisar el acelerador, la respuesta es instantánea pero increíblemente suave, una oleada de empuje lineal que te pega al asiento sin brusquedad, catapultando sus más de dos toneladas de 0 a 100 km/h en menos de seis segundos. La tracción quattro transmite una seguridad absoluta, permitiendo trazar curvas con una precisión y aplomo impensables para una berlina de su tamaño, creando una burbuja de confort y silencio casi total.

Diseño y estética

El diseño del Audi A8 L es un ejercicio de elegancia atemporal y poder contenido. Sus líneas, fluidas y sobrias, huyen de la ostentación para proyectar una imagen de autoridad y sofisticación. La carrocería alargada acentúa su perfil señorial, mientras que los detalles, como la parrilla cromada y las llantas de 18 pulgadas, insinúan el rendimiento que esconde. Construido sobre el innovador Audi Space Frame de aluminio, su apariencia es a la vez ligera y sólida, un monumento rodante a la calidad constructiva que ha definido a la marca.

Tecnología y características

En su corazón tecnológico late una obra maestra de la ingeniería: el primer motor W12 de producción en serie del mundo. Esta configuración compacta de doce cilindros, junto con la construcción en aluminio, era la vanguardia de la época. La tracción integral permanente quattro, un sello de identidad de Audi, se gestionaba a través de una caja de cambios Tiptronic de 5 velocidades, garantizando una motricidad y seguridad excepcionales. La carrocería Audi Space Frame (ASF), completamente de aluminio, no solo reducía el peso, sino que aportaba una rigidez estructural superior, demostrando que la innovación era el pilar fundamental de este buque insignia.

Competencia

En el exclusivo olimpo de las grandes berlinas de representación, el Audi A8 L 6.0 se enfrentaba a titanes de la industria. Su rival más directo era el Mercedes-Benz S 600 L, el epítome del lujo y el confort clásicos, y el BMW 760Li, que apostaba por un dinamismo y una carga tecnológica revolucionaria para su época. Frente a ellos, el Audi oponía su equilibrio único entre elegancia discreta, la seguridad de la tracción quattro y una construcción vanguardista en aluminio, posicionándose como la alternativa inteligente y tecnológicamente avanzada.

Conclusión

El Audi A8 L 6.0 quattro fue mucho más que el modelo más caro y potente de su tiempo; fue la demostración de fuerza de Audi, un coche que combinaba la brutalidad de un motor de doce cilindros con la delicadeza de una limusina de lujo. Representa una era en la que la ingeniería mecánica pura alcanzaba su cénit. Hoy, sigue siendo un icono, un vehículo que evoca respeto y admiración, un recordatorio de que la verdadera clase no necesita gritar para ser escuchada.